viernes, 9 de diciembre de 2011

Lengua escrita y lengua oral

En la clase de la semana anterior, tuvimos que decir cuáles eran nuestros planes para navidad, pues estábamos practicando los complementos de tiempo. Al decir que me iba a Hong Kong, la profesora me dijo: ¡¡Qué pena!! Allí hablan cantonés y no podrás practicar lo que has aprendido hasta ahora. Y así es. Aunque para nosotros sea todo “chino”, lo es y no lo es. Si ya es difícil hablar de dialectología en español por la gran extensión geográfica en la que se habla, si ya provoca discusiones al hablar de lengua estándar, de la variante que se debería enseñar, etc. etc. etc., al referirnos al chino, las diferencias abruman. Y aún más cuando se llega a entender que la lengua oral china y la escrita, no guardan relación alguna, como sí sucede mínimamente en español. Que una cosa es la lengua escrita, que sí es estándar, y otra es la lengua oral, que no tiene absolutamente nada que ver lo que escrita. Ni por casualidad. Es otra forma de entender la lengua y su plasmación.


Justo esta mañana, leyendo en el tren, he encontrado un párrafo en la novela que me estoy leyendo estos días, El puerto de los aromas, de John Lanchester, que creo que no puede dar mejor cuenta de lo que realmente es esta lengua:


“[…] El chino son dos cuerpos lingüísticos que no tienen nada que ver entre sí, por un lado el hablado y por otro el escrito. El escrito es igual en todas partes, y sin embargo el hablado es diferente. El lenguaje escrito permite que un erudito de Fukien se escriba con otro de Pekín, aunque las palabras que pronuncien al ver los caracteres sean completamente distintas, igual que un matemático de Moscú y otro de París pueden leer las ecuaciones del otro, a pesar de que no se entiendan hablando. Pero el lenguaje escrito es complicado, alusivo, y no guarda ninguna relación con el cantonés hablado […].”


Lanchester, J. (2002). El puerto de los aromas. Editorial Anagrama: Barcelona, 2004.

Traducción de Javier Lacruz.