Durante las últimas semanas, me he reservado un ratito cada noche para dedicarlo a hacer mi caligrafía china. Repito una y otra vez los pictogramas que me tocan para esa semana, siguiendo las indicaciones de páginas web como esta. Es importante, según Shin Yi, no solo saber escribirlos, sino saber cómo hacerlos; es decir, conocer el orden y la dirección de los trazos. A lo largo de estos días he visto como sí hay una lógica detrás: se escribe de arriba abajo y de derecha a izquierda. Imagino que si escribiera con pincel, sería importante también que unas partes aparecieran más marcadas que otras, pero ese matiz se pierde al escribir en bolígrafo. No obstante, me sigue costando tener controladas. Ayudan las líneas de los cuadritos de los cuadernos de caligrafía, pero la verdad es que parece más fácil de lo que es:
Tras tres semanas repitiendo, procedimiento que creo que solo utilicé con tanta frecuencia al comienzo de aprender lenguas, cuando estudiaba inglés y alemán, he visto que, para mí sorpresa, sí he aprendido. Por lo menos, un poquito. Esta sensación de sorpresa creo que viene dada por dos razones: pocas veces utilizo este procedimiento en mis clases de forma contextualizada (como de momento he estado aprendiendo chino, aunque esto da para un nuevo post), y porque cada noche, al acabar, estoy convencida de que al día siguiente seré capaz de acordarme de lo que he practicado la noche anterior. Desgraciadamente, no suele ser así: casi siempre he olvidado la dirección y el orden de los trazos. Y me desespero, lo admito. Sin embargo, la clase de este viernes comenzó con la proyección de diez pictogramas en la pizarra que teníamos que intentar reconocer. ¡Me sorprendí a mí misma cuando vi que sabía qué significaban 8 de ellos! Me gustó empezar así la sesión, fue como una inyección de energía.
Sin embargo, también me he dado cuenta de que aprender chino implica, a su vez, un esfuerzo doble. Es como aprender dos idiomas a la vez: por una parte, los pictogramas:
Por otra, el pinyin, el sistema de transcripción de los pictogramas que han desarrollado utilizando el alfabeto latino y sirviéndose del inglés y del latín. Ellos lo utilizan en sus primeros años de escolarización para aprender a leer los pictogramas, pero después ya lo abandonan y no vuelven a utilizarlo.
Hay escuelas de chino para extranjeros que únicamente enseñan pinyin en los primeros años e introducen los pictogramas más adelante. En el Confucio, abogan por introducir ambos sistemas desde el comienzo, y creo que es un acierto, aunque supongo que dependerá de cada uno y cuál sea el objetivo para el que aprende chino. Conozco a gente, por ejemplo, que al quererlo utilizar solo para comunicarse no está interesado en aprender los pictogramas. Yo, de momento, estoy interesada en aprender la lengua con fines generales, así que creo que me alegra haber comenzado integrando ambos sistemas.
Cuando veo el pinyin en el libro me resulta como una bocanada de aire fresco y me da siempre la sensación de que es algo cercano, algo que puedo entender, aunque en realidad no sea así. El origen de las palabras me queda muy lejano, soy incapaz de vincularlas a otra lengua que conozca (cosa que ya no me sucedería en una lengua romance o eslava), y también la forma de presentar la información. Pero supongo que compartir alfabeto significa ya mucho, por lo menos ahora al comienzo en lenguas y concepciones del mundo que distan tantísimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario