sábado, 8 de octubre de 2011

Primer contacto con el chino

Si me hubieran preguntando qué sé en chino, únicamente hubiera sabido responder: ni hao (hola), bu (no), y xiexie (gracias), que son las tres palabras que recuerdo de mi estancia en China.

La sesión de ayer fue superbonita. Me gustó cómo presentó Shi Yi, la profe, esta lengua. La describió no sólo como una lengua más, sino como un conjunto de arte, historia y música, y me encantó cómo lo justificó. Cada pictograma puede entenderse solo si se hace su recorrido histórico, si se relaciona el pasado con el presente de la historia de China. Copiaba las palabras de la pizarra y me daba la sensación de estar más en una clase de arte que en una de lengua... ¡Es tan divertido! Me ha encantado que nos repartieran unos cuadernitos de caligrafía que utilizan los niños chinos para aprender a escribir. Dice Shi Yi que los chinos son gente paciente y que está convencida de que esta cualidad se aprende también con la lengua. Repiten una y otra vez estos pictogramas hasta conseguir su perfección, siguiendo siempre el mismo orden, no dejándose ningún trazo.

Otro aspecto que me resulta totalmente fascinante son los cuatro tonos que presentan las vocales en esta lengua. Es sorprendente oir el tono más "plano"; personalmente, me parece como si estuvieran cantando. Inmediatamente, me vinieron a la mente aquellas noches de verano en Xian donde muchísima gente se congregaba en los parques para cantar y bailar. Aunque muchos occidentales no lo dirían, ni yo misma tampoco hasta ayer, después de esta primera sesión pienso que el chino es en realidad como música, sólo que a una escala que los occidentales no estamos acostumbrados.

No soy una persona auditiva, en absoluto. Más bien, me aterra un poco ese estilo de aprendizaje, pero me huele que me voy a tener que esforzar y poner cierto empeño en estas sesiones. Me parece incluso, que tendré que echar mano del el método audiolingual... ¡con lo desfasado que yo creía que estaba! ¿Y de mi memoria? Indudablemente tengo que recuperarla... ¡la eché tanto de menos en la sesión de ayer! Era incapaz de recordar tres palabras seguidas: wo hen hao, ni ne? (estoy muy bien, ¿y tú?) ¡me parecía imposible de retener! Agradezco que Shi Yi nos recomendara una página en línea que han creado en el Instituto Confucio y a la que creo que recurriré con frecuencia en los próximos meses.

Ahora me doy cuenta de la importancia de programas como el AVE (Aula Virtual de Español) para nuestros alumnos, sobre todo, para los de nivel incial. Me percato de la seguridad que les debe de dar ver que tienen esa infinidad de material a su disposición; un material que pueden hacer una y otra vez, sobre todo, en aquellos cursos en los que solo tienen clase una vez por semana, como es también mi caso.

Asimismo, y ya desde la perspectiva docente, no pude evitar pensar en lo acostumbradísima que estoy a los errores y dificultades del alumnado serbio y cuánto cambio me supondría empezar a trabajar con estudiantes de una nacionalidad diferente. Realmente, eso implicaría todo un nuevo estudio de dificultades con las que enfrentarme y sobre las que trabajar. Me ha soprendido, por ejemplo, que no exita la b, pero si haya dos variedades de p. Todavía no conozco todo el alfabeto, pero ya he visto que hay sonidos diferentes sobre los que también yo tendré que poner cierto empeño, aunque me ha parecido ver que algunos se asemejan muchísimo a los del serbio, por lo que habrá que recurrir a mi competencia interlingüística.

Y finalmente, otro punto sobre el que no he podido evitar pensar era la relevancia de la lengua materna del estudiante y la lengua vehicular de la clase. ¿Qué habría hecho yo ayer de no haber hablado la profesora español? No la hubiera entendido en absoluto, lo cual creo que puede resultar frustrante en ciertos casos. ¿Cómo deben de reaccionar los alumnos chinos cuando ven que su profe del Cervantes es incapaz de pronunciar una palabra en chino? ¿Y cuán desorientado debe sentirse el profesor ante un ambiente en el que no entiende absolutamente nada? ¿En el que se está perdiendo toda la reflexión que están haciendo sus alumnos y no puede ayudarlos o encaminarlos? De eso, me he ido dando cuenta en Serbia con el paso de los años, de cómo mi conocimiento de la lengua del alumno me ha hecho ser mejor profesora en cuanto a que puedo intervenir en su proceso de aprendizaje cuando reflexiona, cuando organiza su conocimiento. Me parece importantísimo. Pero bueno, a falta de conocimientos de chino, tendré que empezar a echar mano del contexto y de mis estrategias de inferencia, que no es poca cosa. De hecho, ya al final de la clase era capaz de entender algo que la profesora repetía habitualmente y que yo había aprendido en otra construcción: hao, hao (algo así como muy bien, muy bien). ¡Qué ilusión!

2 comentarios:

  1. Parece interesantisimo el poder introducirse en una cultura totalmente distinta y lejana atraves de la lengua y su caligrafia...... Animos que la paciencia es una de las virtudes más preciadas. Dani

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  2. Gracias, Dani, por esas palabritas y ánimos. Espero tener esa paciencia esta vez... Besos

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